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Debate: http://www.periodicoelpulso.com/html/jun03/debate/debate-01.htm
Nueva Política Farmacéutica Nacional
Seguir buscando la panacea
Olga Lucia Muñoz López - Periodista elpulso@elhospital.org.co

“Quitar el dolor es obra de Dios o de la misma naturaleza ¿Pero vender medicamentos? Esa es la parte importante de cada empresa, porque no se saca ni un centavo para un medicamento que cure, porque el día que haya un medicamento que cure una enfermedad, pues desaparece la enfermedad y se acaba el negocio”
Enrique Nuñez Olarte, Químico Farmacéutico

En una versión cinematográfica adaptada de “Viaje al centro de la tierra” de Julio Verne, uno de los aventureros que ha vivido durante años con unas tribus prehistóricas y que es hallado nuevamente para el mundo de la civilización por su mujer y dos expedicionarios contratados por ella, al momento del regreso a su época y de escoger entre llevar oro y una planta con poderes curativos reales y prácticamente mágicos, decide llevarse muchas muestras de la planta, porque promete con profunda convicción, que esa planta y sus poderes les permitirá hacerse ricos, siendo así mucho más valiosa que el oro mismo.
En el mundo real actual no hay mucha diferencia con esa ficción: un producto al cual se atribuyen propiedades curativas, puede costar cifras exorbitantes y justificar ese valor por los supuestos y pretendidos efectos que afirma ofrecer. Ello ha permitido que desde el comienzo de los tiempos existan los medicamentos entendidos como aquello que cura, o por lo menos lo intenta, y a quienes lo elaboran o procesan, les ha otorgado incluso hasta cierto halo de seres con facultades sobrenaturales.
La medicina tiene ese objeto de prevenir, curar o por lo menos aliviar, y por eso también desde los albores del tiempo, se ha servido de los medicamentos, productos externos al hombre mismo que se le aplican de una u otra forma para dar un “remedio” a sus males físicos y síquicos.
Siendo la vida y su conservación el máximo valor instintivo que mueve al hombre y preserva al género humano, ese valor se ha yuxtapuesto a los medicamentos, en tanto medios que le ayudan en ese propósito. Pero en un mundo a su vez mediatizado por toda suerte de intereses y valores, principalmente políticos y económicos, los medicamentos entraron al juego del poder, y su procesamiento, su distribución y su utilización, no han logrado escapar a estas fuerzas, hasta llegar incluso a desnaturalizarse como curativos, quedando con un disminuido papel lenitivo y siendo el objeto de miles de hilos invisibles en el no tan velado teatro global que rodea al mundo.
Nuestro país no ha sido ajeno al fenómeno, pero precisamente en aras de tratar de conservar el medicamento como tal, de garantizar productos de calidad en medio de las limitaciones tecnológicas y las presiones transnacionales, y de promover un uso correcto de los mismo, se ha embarcado en la definición de una nueva Política Farmacéutica Nacional (PFN), en un proceso que “exige transformaciones profundas en muchas concepciones y prácticas de los diferentes actores del mundo del medicamento”, según reza en la propuesta presentada por el Ministerio de la Protección Social y el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos, Invima, el pasado 24 de abril.
Se pretende construir entonces esta nueva política, con participación de un amplio espectro de actores involucrados, en un ejercicio tecnocrático con asesoría de conocedores del tema, y en un ejercicio político de negociación de posiciones encontradas que se pretende mediar mediante la concertación y regulación del Estado, que en última instancia, está comprometido y obligado a defender la salud de la población colombiana y el bienestar de la misma en caso de conflicto entre las partes.
El documento final deberá estar concluido en junio 15 de 2003, una vez consolidadas todas las observaciones recibidas por medio de documentos, correos electrónicos, foros y talleres, para tener un documento base que permita continuar el proceso de construcción de la Política Farmacéutica Nacional. Las alternativas son convertirlo en un documento nacional o Documento Conpes, o convertirlo en un documento oficial del Ministerio de la Protección Social, que puede ser adoptado mediante resolución.
Gracias al Acuerdo con la OPS-OMS y dentro de un proyecto en varios países, se utilizará un sistema de evaluación y seguimiento de la PFN mediante la aplicación periódica de unos indicadores, cuyos resultados permitirán establecer “línea de base” para monitorear cada año o cada 2 años, los avances en el tiempo con una base objetiva estandarizada.
En este momento crucial vale la pena reiterar una acotación del médico farmacólogo David Eloy Guerra, cuando advierte que hay dos sentencias de la Corte Constitucional en materia de medicamentos que dicen muy claramente cual es la directriz que debe tener la Política Farmacéutica Nacional: La sentencia T-322 del 94 que habla sobre el derecho a la calidad del medicamento y la T-344 de 2002, que dice que el médico tratante es quién decide que medicamento requiere el paciente y no los Comités Técnico Científicos; en resumen, estas se refieren a darle un manejo a los medicamentos desde la necesidad del paciente, traduciéndolo en términos económicos, no es costo-beneficio sino beneficio-costo. “Primero miro a ver que necesita el paciente, si se va a beneficiar de eso, y después pregunto cuánto vale, no al revés como estamos haciendo ahora: primero preguntamos cuánto vale y luego preguntamos si el paciente se beneficia o no”, indicó.



“Reforzar control a medicamentos”
En sesión plenaria de la Comisión Séptima del Senado de la República el pasado 4 de mayo, el parlamentario Bernardo Alejandro Guerra Hoyos hizo eco al llamado de todos los conocedores y dolientes del tema farmacéutico, exigiendo un control más fuerte dentro de la política de medicamentos. Señaló que en la práctica se han definido medicamentos para pobres y para ricos, y que el despacho de prescripción se hace por Principio Activo, ya que el médico prescriptor y el auditor desconocen marca o laboratorio; reiteró que falta regulación en el mercado y que se establece la competencia entre vida y salud vs libre mercado, con el aumento caprichoso y abusivo en el precio de los medicamentos.
Costos de sobrefacturación de IPS
Guerra Hoyos denunció que existe sobrecosto altísimo en la facturación de las IPS a los entes territoriales por costos de medicamentos, hasta de un 3.000% en algunos casos, y con un promedio del sobrecosto mayor al 300%. Indicó por ejemplo que en la Dirección Seccional de Salud de Antioquia, el año anterior se pagaron $45.000 millones por medicamentos, con sobrecosto estimado en $20.000 millones. Señaló que si el mercado farmacéutico en Colombia movió 1.000 millones de dólares (unos $3 billones de pesos) en el año 2002, el sobrecosto por comparación con el caso de Antioquia fue $1.3 billones.
Vacíos en farmacovigilancia
El senador afirmó que no se aplica la farmacovigilancia por prescriptores, dispensadores y usuarios, y que no existe una red adecuada para su aplicación porque se hace “investigación de escritorio” y falta recurso humano adecuado, desde médicos farmacólogos o toxicólogos hasta químicos farmacéuticos clínicos u hospitalarios. Agregó que no se aplica la fármaco-epidemiología, que permite evaluar morbimortalidad asociada a problemas relacionados con uso de medicamentos y otros medios terapéuticos.

¿Inspección, vigilancia y control?
En el Foro de Comercio en Davos, Suiza, se habló de que unos US$450.000 millones de dólares es la cifra que mueve el mercado negro farmacéutico en el mundo. En Colombia también hay mercado negro por falta de control. El Invima debe vigilar un universo de más de 50.000 productos, más de 100.000 establecimientos y 36 departamentos en el territorio nacional. Los productos incluyen medicamentos naturales; cosméticos; homeopáticos; aseo, higiene y limpieza; insumos; plaguicidas; alimentos y licores. Se han contabilizado 26.130 alimentos, 18.397 medicamentos y 5.440 productos varios.

También debe vigilar 320 plantas productoras de medicamentos, 14.000 droguerías, 197 distribuidores y 30.000 precriptores, para un universo estimado de 50.000 agentes. En dispositivos varios se tienen 694 productores y en alimentos 8.400 panaderías y cafeterías, 3.000 establecimientos de comidas rápidas, 4.000 fábricas, 15.000 restaurantes y 8.000 ventas públicas, para un universo estimado de 42.000 entidades.

Algunas cifras IVC medicamentos

Primer Trimestre

Visitas de Inspección

Muestras Analizadas

2001

152

176

2002

98

51

2003

180

319



Cobertura < 4%
La problemática de la inspección, vigilancia y control se cifra en la inexistencia de una mirada general, la desarticulación, la diferencia de criterios, la información deficiente y la ineficiencia de recursos, que configuran la ausencia de un modelo a seguir. Por ello se propone crear un modelo con las siguientes metas:Tener un documento de referencia, realizar la Encuesta Nacional Ministerio de la Protección Social, tener un tablero de indicadores, elaborar mapas de riesgo y disponer del Expediente Único Nacional (EUN). Los recursos en proyecto de inversión y cooperación internacional se estiman en $5.000 millones año (incluyendo análisis). La red de laboratorios sería la columna vertebral del modelo, con unas metas al año 2005, de contar con un proyecto de inversión ($3.000 millones en áreas de medicamentos, insumos y alimentos) y tener la acreditación BPL y/o ISO 17025, que garantice una Red Nacional de Laboratorios de control de calidad y la evaluación con OMS (III fase 98% para laboratorios de medicamentos).